lunes, 27 de febrero de 2017

La Noche de los Dibujantes en la Ciudad Cultural Konex



El viernes 17 de febrero nio solo fue uno de esos días tremendamente calurosos que nos depara el duro verano de Buenos Aires, sino que también fue tal vez el día más largo del año para los dibujantes y la gran cantidad de público que se hizo presente en la Ciudad Cultural Konex, mítico reducto de la cultura porteña, desde las 19 horas hasta... ¡hasta que las velas no ardieron!


Allí estuvimos, convocados por sus organizadores entre los cuales se destaca la figua del gran Horacio Altuna, junto a más de 100 colegas y amigos, dibujando bajo las estrellas, sumergiéndonos en el río de gente que iba y venía por los infinitos espacios y recovecos, estrechando viejos conocidos en un abrazo, ya que fueron cinco horas horas de comunión entre los artistas  y los miles de entusiastas asistentes.  Recién a las dos de la mañana, cuando algunas gotas de lluvia refrescaban apenas la noche, se dio por finalizada magia.




Algunos encuentros: Alan Dimaro, quien me obesquió su cuarto tomo de su ya consolidado personaje Cabrón, Manuel Cativa, quien sacó algunas de estas fotos, Hugo Maradei, Sonia Olmo, Jorh, Pipi Spósito, la Colorada Majox, Marcos Vergara, Alejandra Lunik, Diego Parés, Gabriel Fix, Pablo Sapía, Esteban Podetti, Jorge Lucas, Silvio Kiko, Gustavo Salas, Marcelo Pulido, Luciano Saracino... y seguro que me olvido de muchos más.

De entrada nomás, tras el siempre grato encuentro con Eduardo Maicas y Cacho Mandrafina, posamos junto al amigo Marcos Amayo Acosta, a quien debo esta y otras fotos

Enseguida se suma nuestro querido maestro Lito Fernández

La silla en que me tocaba dibujar estaba ocupada por Horacio Lalia, nada menos

Más allá, Maicas empezaba a complacer a muchos de sus admiradores

Altuna fue de los que no le dieron tregua al lápiz

"Bueno, Horacio, descansá un poco, ya es mi turno"

Arrancamos dibujando un vikingo, a pedido del "consumidor"

No faltó quien me pidiera un Pato Donald

Altuna también dibujó una de sus tiras diarias allí, delante de todos, sin las infinitas preguntas y comentarios consiguieran demorar su pluma

Juan Pablo Maicas, hijo de Eduardo, cantó su emotiva Zamba para Juan Salvo

En el Quiosquito de Libros, al cuidado de Andrés Accorsi, alcancé a entrever algunos de mis libros, de los cuales tuve que firmar varios a lo largo de la noche.

Muchas más cosas hubo en esta noche impar: Combate de los Dibujantes, dibujantes cantores, muestra de dibujos, reportajes al paso, talleres "en vivo"... demasiado para una sola persona. Imposible estar en todas partes a la vez. Eso me lleva  pensar que es una característica de esta época signada por la aceleración y la multiplicidad de hechos simultáneos, pantallas, videos, música, largas colas para recibir un dibujo del artista preferido, que conducen a una fragmentación de las percepciones, donde nadie puede contar cómo fue todo, sino solo la parte que le tocó; un poco como en el cuento de los ciegos que tocando un elefante tenían que contar cómo era y uno decia que era una gran pata, toro, una gran trompa, y así.


Pero, bueno, eso queda para la reflexión y el análisis. Nos llevamos la satifacción de haber compartido horas con los colegas, amigos y tanta, tanta gente interesada en nuestro arte: el dibujo, la historieta...
 ¡Hay futuro!

Muy buena reseña de Gastón Ocariz en Neoverso:

martes, 14 de febrero de 2017

Starsky & Hutch en la Argentina,1977

Mi etapa inicial en la editorial Columba se cerró en la primera mitad del año 1977. Se habían agotado los guiones de la serie 3 X la Ley y la imposición de imitar estilos ajenos ya me resultaba demasiado pesada. Se me ofreció la posibilidad de volver a colaborar con la editorial MOPASA, en la que había publicado mi primera historieta en 1973, y allá fui, en busca de la libertad (y los apuros económicos, claro, ya que no era fácil cobrarle a la editorial de la calle Bolívar al 500).










Era un momento en que varios amigos del Estudio Géminis estaban colaborando con MOPASA, lo que me dio cierta confianza en que todo iba a ir bien: Sergio Mulko dibujaba El Planeta de los Simios, Hernán Torre Repiso, Horacio Merel y Huadi  también hacían lo suyo.


Freddy Grassi, hijo del conocido guionista Alfredo Julio Grassi, escribía los guiones de Starsky & Hutch, una revista que como su nombre lo indicaba, estaba basada en los personajes de la serie de TV norteamericana que en esos tiempos estaba de moda. Me tocó dibujar varios episodios y para poder ver la serie tuve que caer por la casa de parientes y amigo, ya que en el hotel en que vivía no tenía televisor. Fue divertido mientras duró.

El guionista Grassi fue el "modelo" para uno de los personajes de esta historieta

Recuerdo las vísperas de Navidad de aquel año, yendo y viniendo a la editorial para tratar de cobrar, acechando el paso de José Alegre, el célebr Turco, quien empezó a demorar los pagos y cada vez se hacía más difícil de hallar. Me encontraba en esas andanzas con Merel, los hermanos Morhain, Huadi, Miguel Prystupa, Angelito Fernández, el guionista Ferreyra y otros "acreedores", hasta que al fin, el 24 al mediodía la editorial Lasserre nos invitó  su almuerzo de fin de año y allí hizo efectivo el pago de la deuda de su socio, Alegre. Allí terminaron mis colaboraciones con la piratesca editorial.

Mulko y Frank Szilagyi no escaparon al rol de personajes de la historieta

Víctor Toppi, compañero de estudios en el IDA, también tuvo su papel

Diez años después, en 1987, caminaba por mi pueblo, Villa Ramallo, y me parecio ver un  dibujo conocido entre las tapas de las revistas de un quiosco... ¡y allí estaba: un ejemplar de Starsky & Hutch, en una nueva edición, flamante! Lo hojée presa de una indecible emoción y pude comprobar lo que me temía: el tiempo no había perdonado esos dibujos de mis comienzos, cuando mi estilo había dejado atrás el apoyo de maestros como Lito Fernández y Frank Robbins pero todavía no se consolidaba en un perfil claro y definido... Lógicamente, me apuré a comprar el único ejemplar que detentaba el quiosco... ¡para que nadie más lo viera!

Otro compañeo del IDA, José Colamussi, también cayó en la volteada

Claro, hoy que han pasado 40 años, puedo ver estos esforzados intentos de hallar un estilo con más comprensión y un dejo de nostalgia, por lo que me atrevo a exhibir algunos de aquellos cuadritos en los que aparecen, como era y es mi costumbre, amigos y colegas en el papel de varios de los personajes de la historia.
 ¡Espero que ya me hayan perdonado...!
 
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